Nuestra señora de Altagracia

Algunos historiadores y párrocos de la Iglesia Católica mencionan que a partir del 12 de mayo de 1502 es llevado a cabo una parroquia en la Villa de Salvaleón de Higüey, bajo las órdenes del obispo de Santo Domingo García Padilla, ya que en esa época habían llegado a Higüey los hermanos Trejo: Alonso y Antonio, quienes habrían traído la imagen de la Virgen de la Altagracia al país; éstos provenían de Plasencia, localidad de la Comunidad Autónoma Extremadura, España; fue en Extremadura en la localidad de Siruela donde la virgen se le apareció a un agricultor sobre un árbol de ahí su nombre -la más Alta Gracia venida de los cielos-. Es también venerada en Garrovillas de Alconétar, otra localidad extremeña, donde la leyenda cuenta que la santísima virgen se le apareció a una niña sobre una gran piedra. Los Hermanos Trejo fueron los primeros en fundar un trapiche para producir azúcar, que tiempo después daría paso a los famosos ingenios azucareros de la República Dominicana. Los Trejos se mudaron en la villa de Higüey, y de inmediato regalaron la imagen de la Virgen de la Altagracia, para que toda la comunidad la venerara.